Grato, pero muy grato me resulta tenerte en mi mente, ocupar mis pensamientos en ti, la más hermosa de las mujeres, pues desde que te conocí, pensar en ti ha sido mi ocupación principal, lo cual hago con mucho agrado.
Y cómo no he de pensar en ti si a mis 48 años de vida no había conocido a una musa como tu, una mujer que más que una mortal eres una diosa, un ser celestial que alegra la recta final de mi vida.
Tus ojos, tu sonrisa, y ese cabello hermoso que tienes, me cautivaron desde el primer día que te conocí, por tanto, resulta imposible apartarte de mi mente y tampoco quiero hacerlo.
Por el contrario, pensar en cada momento en ti es un deleite, enmarcar en mis pensamientos tu bello rostro y recordar tu dulce voz es un aliciente a mi vida, al pensar que algún día, nuestras almas se fusionarán en una.
Es que nuestra unión la concibo maravillosa, eterna, porque el que nos une es el Eterno, pues nuestra unión cuenta con la bendición del Todopoderoso.
Por esas razones, pensar en ti es un deleite para mi y hasta parece que te tengo aquí cerca a mi, como si la distancia y el tiempo no existieran, tanto, que me basta cerra mis ojos para sentirte tan cerca, que hasta aspiro tu aroma, siento tu calor y me cautiva tu aliento.
Por eso amada mía, quiero que sepas lo mucho que yo te amo al grado que te siento parte de mi, pues a dondequiera que voy te llevo, impregnada en mi ser, como si fuéramos uno sólo tu y yo, yo y tu.